Oraciones para los Enfermos

 
Uno de los detalles más hermoso y desinteresado que puede tener un ser humano es ofrecer una oración por la sanación del cuerpo físico, mental, emocional y espiritual de alguien que lo necesite.
Si tienes a alguien especial que está pasando o pasará por una situación difícil o de enfermedad y te sientes preocupado, puedes brindarle una ayuda espiritual que le faciliten superar una mala situación o simplemente orar para que recupere su salud. 
Orar por alguien le hará mucho bien y a quien ora le permitirá sentir momentos de mucha tranquilidad y paz por su compasión y generosidad hacia los demás.

 

Oración del Enfermo (Autor: Juan Pablo II)

Señor Tú conoces mi vida y sabes mi dolor, haz visto mis ojos llorar, mi rostro entristecerse, mi cuerpo lleno de dolen­cias y mi alma traspasada por la an­gustia.  Lo mismo que te pasó a ti cuando, ca­mino de la cruz, todos te abandonaron, hazme comprender tus sufrimientos y con ellos el amor que Tú nos tienes. Y que yo también aprenda que uniendo mis dolores a Tus Dolores, tienen un valor redentor por mis hermanos. Ayúdame a sufrir con Amor, hasta con alegría “sí no es posible que pase de mí este cáliz”.  Te pido por todos los que sufren: por los enfermos como yo, por los pobres, los abandonados, los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos.
Señor: Sé que también el dolor lo per­mites Tú, para mayor bien de los que te amamos. Haz que estas dolencias que me aquejan, me purifiquen, me hagan más humano, me transformen y me acerque más a ti.  Amén

Señor, Ayúdame a aceptar e paz la Enfermedad

Ayúdame, Señor, a obtener el fruto es­piritual que Tú pretendes con esta en­fermedad que me has enviado.
Haz que comprenda que las enferme­dades del cuerpo me ayudan a conse­guir un conocimiento más perfecto del mismo, a desprenderme de todo lo creado y me invitan mediante la espon­tánea reflexión que trae consigo, sobre la brevedad de la vida, a trabajar con más empeño y seriedad en preparar mi “alma para la vida futura donde no existe ni enfermedad m pena, sino el eterno gozo de tu compañía. Amen

Oración por un Enfermo

Señor Jesús, aquel (aquella) a quien amas está enfermo (a). Tú lo puedes todo; te pido humildemente que le devuelvas la salud. Pero, si son otros tus designios, te pido le concedas la gracia de sobrellevar cristianamente su enfermedad.
En los caminos de Palestina tratabas a los enfermos con tal delicadeza que todos venían a tí, dame esa misma dul­zura, ese tacto que es tan difícil de tener cuando se está sano.
Que yo sepa dominar mi nerviosismo para no agobiarle, que sepa sacrificar una parte de mis ocupaciones para acompañarle, si es su deseo. Yo estoy lleno de vida, Señor, y te doy gracias por ello. Pero haz que el sufrimiento de los demás me santifique, formándome en la abnegación y en la caridad.  Amén

Oración antes de recibir una Medicina

Dios mío, bendice la medicina que voy recibir. Bendice a las personas que buscan mi salud. Recibo este remedio de tu mano, dis­puesto a hacer tu voluntad, pidiéndote a tí, Padre Misericordioso que tengas piedad de este hijo tuyo que necesita tu ayuda. Amén.

Oración a Cristo Sanador

Jesús pasaba por los pueblos sanando a todos. Él quiere que seas sano. Confía en él. Cristo Jesús, hijo de Dios, estoy enfermo y necesito que Tú, pases tu mano de médico Divino sobre mí. Pon tu mano sobre mi cabeza, purifica mis pensamientos e intenciones. Pon tu mano sobre mi corazón, sána­me de mis pasiones y afectos desor­denados.
Sáname de las enfermedades de mi cuerpo, porque eres poderoso y amas al ser humano.
Creo en tu infinito poder de sanarme porque soy débil, enfermo, estoy desa­lentado y te suplico, Señor, no sólo por mí mismo, sino por todos los enfermos para que reciban salud, por el poder que Tú tienes de sanar al hombre. ¡Cristo cercano! ¡Cristo compasivo! ¡Cristo amigo! ¡Sánanos!

Oración del Enfermo a María

Madre querida, Virgen María: asíste­me y bendíceme en mi enfermedad y haz que en medio de mis dolores y an­gustias, me sienta reconfortado por tí y unido a tu hijo Jesucristo en su Cruz. Virgen Santísima, tú que conoces el su­frimiento, reanima mi fe, cúbreme con tu manto protector, pues eres mi forta­leza y esperanza de alcanzar el alivio en los padecimientos.
Señora mía, socórreme en la hora del dolor, protégeme de la desesperación, infúndeme esperanza. Enséñame a cumplir la misteriosa voluntad de Dios y alabar y bendecir su nombre. Nuestra Señora de la Salud, ruega por nosotros. Amén.

Por un enfermo que está en la Agonía

Padre Misericordioso Tú que conoces, la buena voluntad del hombre. Tú que siempre estás dispuesto a olvi­dar nuestras culpas.
Tú que nunca niegas el perdón a los que acuden a ti; compadécete de tu hijo “Nombre”, que lucha en su agonía. Te pedimos que ayudados por la ora­ción de nuestra fe, se vea aliviado en su cuerpo y en su alma; obtenga el perdón de sus pecados y sienta la fortaleza de tu amor. Por Jesucristo, tu Hijo, que venció la muerte y nos abrió las puertas de la vida y contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Oración para Irradiar a Cristo

Amado Señor, Ayú­dame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya. Inun­da mi alma de espíritu y vida. Penetra y posee todo mi ser hasta tal punto que toda mi vida solo sea una emanación de la tuya.
Brilla a través de mí, y mora en mí de tal manera que todas las almas que en­tren en contacto conmigo puedan sentir tu presencia en mi alma. Haz que me miren y ya no me vean a mí sino solamente a ti, oh Señor. Quédate conmigo y entonces comenzaré a bri­llar como brillas Tú; a brillar para ser­vir de luz a los demás a través de mí. La luz, oh Señor, irradiará toda de Ti; no de mí; serás Tú, quien ilumine a los demás a través de mí. Permíteme pues alabarte de la manera que más te gusta, brillando para quienes me rodean. Haz que predique sin predicar, no con palabras sino con mi ejemplo, por la fuerza contagiosa, por la influencia de lo que hago, por la evidente plenitud del amor que te tiene mi corazón. Amén.

Ofrecimiento del día al Corazón de Jesús

Oh Corazón Divino de Jesús yo te ofrezco por medio del Corazón In­maculado de María, Madre de la Iglesia, en unión al Sacrificio Eucarístico, las oraciones y las acciones, las ale­grías y los sufrimientos de este día. Te lo ofrez­co en reparación de los pecados, por la salva­ción de todos los hombres, y bajo la gra­cia del Espíritu Santo para la mayor Gloria do Dios Padre. Amén

Acción de gracias a Dios  por sus Criaturas

Altísimo, Omnipotente, buen Señor, tuya es la alabanza, la gloria y el honor y toda bendición. A tí solo, Altí­simo, se dirijan al nombrarte, mis pa­labras.  Alabado seas, mi Señor, por todas tus criaturas, y especialmente por nuestro hermano sol, que hace amanecer y nos ilumina con su luz. Pues él es bello y radiante con esplendor grande: y de ti, Altísimo, nos da una imagen. Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, que en el cielo creaste lu­minosas, bellas y preciosas.
Alabado seas, mi Señor, por el her­mano viento y por el aire, las nubes y el buen tiempo, por el cual a tus criaturas das el alimento. Alabado seas, mi Señor, por la herma­na agua preciosa y casta. Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche; y es bello y ale­gre, poderoso y fuerte.
Alabado mi Señor, por nuestra hermana la ma­dre tierra, que nos sustenta y rige y pro­duce diversos frutos con coloridas flo­res y praderas. Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y soportan enfermedad y tribulación, Felices aquellos que sufrieron en paz, pues por ti, Altísimo, serán coronados, Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal de la cual ningún viviente se puede librar, ay de aquellos que mueren en pecado mortal. Felices aquellos que se encuentren en tu Santa Voluntad, pues la muerte se­gunda no les hará mal. Alabad y bende­cid a mi Señor, y dadle gracias y ser­vidle con gran humildad.

Para después de la Comunión (Eucarística o Espiritual)

Jesús, Tu sangre es pura y sana, que Tu sangre pura y sana circule en mi organismo enfermo, Tu cuerpo es puro y sano, que Tu cuerpo transforme mi cuerpo enfermo y me otorguen una vida sana y fuerte, si esa es Tu santa voluntad. Amén.

Cura aquello que el hombre no sabe sanar

Señor mío y Dios mío, por tu amor y por tu misericordia sánanos, que somos tus hijos de todas las enfermedades, especialmente de aquellas que la ciencia humana no alcanza a curar.
Haz que con tu ayuda conservemos siempre pura nuestra alma de todo pecado. Amén.

Médico de cuerpos y de almas

¡Oh Cristo, médico de cuerpos y de las almas!, vela sobre nuestro hermano enfermo y sufriente, y como el Buen Samaritano derrama sobre sus heridas el aceite de la consolación y el vino de la esperanza.
Con gracia sanante de tu espíritu, ilumina la difícil experiencia de la enfermedad y del dolor, para que sobrellevando en el cuerpo y en el alma este mal, se una a todos nosotros en la gracia del Padre de la Misericordia.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén.

Oración en el sufrimiento

María, madre del Salvador y madre nuestra, tu Santidad Inmaculada no te ha no te ha sustraído la espada del dolor, más al pie de la cruz permaneces firme en la fe, has creído al amor del Padre viendo a Tu hijo crucificado.
¡Oh Virgen Dolorosa! a ti te presento confiadamente mis penas, te pido humildemente consolarme a la cruz de Jesús, para que se transforme este sufrimiento en un instrumento de salvación para mi alma y para toda la humanidad. Madre del amor que vences el dolor, ora por mí. Amén.

Bendición de las medicinas

Señor mío, Tú que has dado la inteligencia al hombre para que pueda penetrar los secretos de la naturaleza, bendice te ruego estas medicinas que debo tomar para mi salud, te pido que estas medicinas sirvan para mi bien y que no dejen ninguna consecuencia negativa en mi cuerpo.
Te lo pido a ti Señor mío y Dios mío, al cual pertenece el Reino y la Gloria, por los siglos de los siglos, Amén.

Visitas: 47

Deja una respuesta